La vida está llena de acontecimientos inesperados. Es por ello que, ante la incertidumbre, el ser humano debe apoyarse sobre todos aquellos pilares que le den tranquilidad en su día a día.
Una de estas herramientas es el testamento, a la cual recurren muchas personas si quieren asegurarse de que sus propiedades y bienes pasarán a sus más allegados, en el caso de que les pase algo.
Se trata de un proceso legal que garantiza la última voluntad del fallecido/a.
No obstante, no basta solo con dejar escrito en una hoja en un cajón de nuestra casa para denominarlo como “testamento” y la herencia se reparta adecuadamente.
Independientemente a que esa sea nuestra voluntad, a veces ese documento no tiene la validez necesaria para que sirva como testamento.
Motivos para hacer un testamento
Para aquellas personas que estén deseando realizar un testamento, aquí vamos a explicar la importancia de un testamento y las consecuencias que tiene no hacerlo antes del fallecimiento.
1. El testamento dota de seguridad jurídica al reparto de la herencia
En primer lugar, es una formalización legal que dota y confiere de seguridad a nivel jurídico tanto a los herederos como al testador, por lo cual ahorra muchos problemas.
Dicho lo anterior, el testamento certifica la distribución que se quiera hacer de los bienes cuando el poseedor de estos haya fallecido.
En ese sentido, si se deja constancia de ello, las posesiones no quedan en el aire y se reparten tal y como se refleja en el testamento.
Asimismo, no debes pensar que formalizar un testamento implica desprenderse desde ese momento de esos bienes como propietarios.
Hasta que no se produzca el fallecimiento, las propiedades y bienes corresponden al que las tiene y los herederos no podrán percibirla hasta ese momento.
También es importante mencionar que el testador no tiene absoluta libertad para hacer el reparto como él quiera.
Existe el concepto de legítima, que explica que hay una parte de la herencia que nunca se le puede quitar al heredero, que normalmente suele ser 1/3 de la herencia.
2. Es un trámite sencillo y rápido
Se trata de un procedimiento legal muy rápido y cuyo coste es muy reducido. No tienes más que ir con tu DNI a alguna notaría en Málaga y comentarle al notario cómo deseas repartir tu patrimonio, y abonar el coste.
Además, no necesitas hacerlo con ningún testigo, porque es un trámite muy secreto y, si es lo que tú quieres, los herederos no tienen por qué saber la configuración del reparto hasta el fallecimiento.
Los testamentos, por supuesto, no son permanentes: son revocables y pueden cambiarse todos los elementos que nosotros queramos. Siempre tendrá máxima validez el último registrado.
Por ejemplo, si hemos ido a tu notario de Málaga hasta 5 veces para hacerle cambios al testamento, será esta quinta vez la que le dé validez al reparto que venga recogido en el testamento.
¿Qué ocurre si no hago testamento?
Otro de los motivos por los que hacer testamento es que, todo lo que se recoja en el testamento, tiene la garantía al 100% de que se cumplirá con lo escrito en el documento acerca de nuestros deseos de reparto de nuestro patrimonio y que, por tanto, al constar tus peticiones de forma legal, no es luego la ley la que se ve obligada a designar a los herederos.
Si no se deja testamento, el orden que estipula el Código Civil es el siguiente:
- Hijos y nietos.
- Padres y abuelos.
- Cónyuges.
- Hermanos y sobrinos.
- Tíos y primos.
- Si nadie reclamase la herencia, quedaría el Estado.
No te puedes imaginar lo que simplifica el testamento un proceso de reparto de herencia. Cuando no se hacen los testamentos, los trámites son más lentos y más caros, suponiendo un considerable desembolso económico para los familiares, que quieren deshacerse de ese embrollo cuanto antes.
Cualquier español puede hacer testamento a partir de los 14 años.